El pasado día 20 de marzo, fue el día internacional del sueño.
Todos nosotros necesitamos dormir, de eso nadie tiene ninguna duda, pero… ¿qué es el sueño? ¿para qué vale? ¿por qué hay personas que necesitan dormir sus ocho horitas, otros que tienen que dormir diez o no son personas y otros con cinco están como si nada y sin necesidad de tomarse un buen café por la mañana?
Desde este artículo, voy a tratar de intentar hacer una revisión explicativa más o menos sencillita (dentro de la complejidad), para dar una información básica, hablar de los distintos problemas de sueño que podemos encontrar y que soluciones se plantea desde la psicología.
Me gustaría empezar diciendo que el sueño, es en realidad una función fisiológica, es decir, no se puede elegir no dormir. Podemos “engañar” al cuerpo utilizando determinados mecanismos, consumiendo determinadas sustancias… para retrasarlo, pero inevitablemente, el cuerpo busca ese tiempo reparador. ¿Pero para qué?
Aunque hay numerosas hipótesis sobre el origen del sueño, lo que está claro es que es necesario para garantizar un nivel de vigilancia y prevenir problemas físicos y psicológicos en el individuo. Además, como en todo, el nivel de vigilancia del día de después en un individuo (es decir, lo despierto que esté), no depende de la cantidad de horas de sueño que haya tenido la noche anterior ya que ni siquiera hay una “norma específica” sobre la cantidad de horas necesarias, ya que esto depende de la persona. Buela-Casal (2002), indica que para que una persona tenga un rendimiento adecuado en su día a día, debe dormir al menos de 6 a 8 horas cada 24 horas.
Este mismo autor, define el sueño como “un estado funcional, reversible y cíclico, con algunas manifestaciones comportamentales características, como una inmovilidad relativa y/o un aumento del umbral de respuesta a estímulos externos. A nivel orgánico se producen variaciones en parámetros biológicos, acompañados por una modificación de la actividad mental que caracteriza el soñar.”
Para poder entender mejor esa definición, hay que comprender lo que ocurre durante el sueño, puesto que hay una serie de cambios únicos en cada momento del mismo, que pueden variar de una persona a otra e incluso dentro de una misma persona, dependiendo de las conductas y actividades que ha hecho, de ahí que sea una actividad que en seguida puede verse afectada por lo que hagamos en el día a día.
En primer lugar, el sueño produce una modificación en el funcionamiento del organismo, incluyendo cambios en la presión arterial, frecuencia cardíaca, respiratoria, la temperatura baja y las hormonas se segregan de forma completamente distinta. Para entender estos cambios, voy a profundizar un poco en las fases del sueño.
El sueño, no se produce de forma homogénea, sino que es la sucesión continua y repetida de dos grandes fases a lo largo de toda la noche. Estas dos grandes fases son:
- sueño de ondas lentas: Se llaman ondas lentas por el tipo de ondas que aparecen en el polisomniógrafo. Se divide en cuatro estadios (I, II, III, IV), siendo la duración total de esta fase de 90 minutos. Dentro de esta fase, hay cuatro fases más:
Fase I: En esta fase, aparecen las ondas llamadas Beta, que son un tipo de ondas más lentas que las Alpha (éstas las encontramos cuando estamos realizando actividades conscientes, es decir cuando estamos despiertos). Durante esta fase, que dura diez minutos más o menos, es cuando vamos quedándonos dormidos poco a poco. Este sueño es muy poco reparador y el umbral del despertar es muy bajo, eso quiere decir que nos despertamos muy fácilmente.
Fase II: Después de los diez minutos, cambian las ondas a unas ondas llamadas Theta, que tienen una forma mucho más lenta. Aquí poco a poco los músculos se van relajando. Dura más o menos treinta minutos. Es un sueño sorprendentemente reparador, de ahí que se diga que si somos capaces de dormir media hora de siesta, es mejor que si dormimos más tiempo, puesto que las funciones motrices se relajan los suficiente para estar descansado sin entrar en un enlentecimiento de la atención y memoria como sucede si nos levantamos en fases posteriores.
Fase III: Esta fase se caracteriza por un mayor descenso en la activación muscular, porque el umbral del despertar aumenta y se produce un descenso en las funciones principales del cerebro consciente: atención, memoria y percepción.
Fase IV: es la de mayor profundidad, donde más difícil es despertar a la persona y de hecho si se produce, donde aparece más desorientación espacio-temporal. Aparecen las primeras ensoñaciones
Sueño Paradójico: también llamado sueño MOR o REM por las siglas en inglés (Rapid Eye Movement, que traducido al español sería movimiento ocular rápido). Se llama paradójico, porque aunque se entra en un momento más profundo del sueño, las ondas cerebrales son más rápidas que la fase anterior, volviendo a unas ondas tipo Beta. Respecto al movimiento de los ojos, se observa un movimiento ocular similar a la fase I de sueño lento.
Cada ciclo (llamamos ciclo a la sucesión de toda la fase de sueño lento hasta llegar a la fase REM), dura noventa minutos. Hay que tener en cuenta, que no hay un único ciclo de sueño lento y sueño REM, sino que se van repitiendo de cuatro a seis veces a lo largo de toda la noche. Si esta repetición se detuviera, despertando a alguien cada vez que acaba un ciclo, independientemente del número de horas que duerma, el descanso no es tan significativo como si no se interrumpe el sueño entre esos ciclos. Eso es así, porque cada nuevo ciclo, aumenta en densidad y duración, por tanto, se va descansando más cuanto más ciclos de sueño tenga.
Viendo cómo funciona el sueño y sabiendo la importancia que tiene en nosotros, debido a nuestra forma de vida, el sueño puede verse alterado y si esa alteración se produce de forma significativa, pueden aparecer trastornos del sueño. Este tipo se clasifican del siguiente modo:
Trastornos primarios del sueño, Trastornos relacionados con trastornos psicológicos, relacionados con trastornos físicos, relacionados con consumo de sustancias.
Debido a la complejidad de los mismos, analizaremos en esta entrada, solamente los trastornos primarios del sueño, con sus principales tratamientos:
- Disomnias: Insomnio, Hipersomnia, Narcolepsia, Trastornos del ritmo circadiano, Otras disomnias (apnea, síndrome de Pickwick).
- Parasomnias: Pesadillas, Terrores Nocturnos, Sonambulismo, Parasomnias no especificadas
Referencia Bibliográfica:
Buela-Casal, G. y Navarro, J.F. (1990). Avances en la investigación del sueño y sus trastornos. Madrid: Siglo XXI
Buela-Casal, G. y Sánchez, A.I. (2002). Trastornos del sueño. Madrid: Ed. Síntesis.
PREGUNTAS FRECUENTES DE NUESTROS PACIENTES