CENTRO DE PSICOLOGÍA Y LOGOPEDIA
los alucinógenos, presentes en drogas de diseño como el LSD o por sustancias encontradas en la naturaleza como los hongos Psilocibios o la Mescalina, presente en el Peyote, causan alteraciones en todo el sistema nervioso central, provocando severos daños tanto a corto, como a medio o largo plazo.
La persona que ingiere estos alucinógenos, presenta los siguientes comportamientos después de haber consumido el alucinógeno: ansiedad, estado emocional depresivo, miedo a perder el control, paranoidismo, deterioro del juicio. Estos cambios, hacen que el sujeto que consuma, esté en un estado constante de alerta y vigilancia, provocando una intensificiación subjetiva de las percepciones, despersonalización, ilusiones, desrealización, alucinaciones y cinestesias, que aparecen durante o poco tiempo después del consumo de alucinógenos.
Aparte de estos síntomas, también aparecen otros signos: dilatación pupilar, descoordinación, visión borrosa, palpitaciones, temblores, taquicardia y sudoración.
Si el consumo es prolongado, el sujeto que ha consumido alucinógenos durante mucho tiempo, puede tener Flashbacks, es decir, que vive una reexperimentación de los síntomas típicos de la intoxicación por el alucinógeno: alucinaciones, percepciones falsas, flashes de color, intensificación de los colores, estelas en las imágenes de objetos en movimiento, imágenes raras, halos alrededor de los objetos, macropsia y micropsia. Estos síntomas, provocan malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas.
Respecto a la intervención con personas adictas a estas sustancias, es aconsejable una adecuada intervención psiquiátrica, psicológica y estar supervisados por un grupo de apoyo, que se extenderá no solamente al paciente, sino también a su entorno más cercano (familiares, amigos).
Escrito por: Juan José Carral Hernández
Centro de Psicología y Logopedia Ciprea
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