Dentro del Blog de CIPREA hemos tratado la importancia de que los niños mayores duerman solos. Podéis encontrar los detalles en el artículo titulado “Cada uno a su cama y Dios a la de todos”. En el presente artículo se van a presentar una serie de pautas a tener en cuenta cuando queremos lograr este objetivo, evidentemente serán acciones que debemos adaptar a la situación de cada niño. Algunas preguntas que debemos hacernos antes de empezar son: ¿qué es lo que le dificulta el dormir solo?, ¿Concilia el sueño el solo?, ¿tiene una rutina de sueño?, ¿Tiene miedo a los monstros?, ¿Cuántos días de la semana duerme con los padres?, ¿Se trata de una excepción o en realidad es algo frecuente?. En función de todas estas cosas debemos adaptar las pautas que se enumeran a continuación
- Tener claro los beneficios de hacerlo. Como adelantábamos en al artículo anteriormente mencionado, lo primero es haber tomado la decisión personal que lleva a poner en práctica el resto de pautas. SI uno no está verdaderamente convencido, de nada servirá, pues lo más probable es que si la decisión no es firme se terminen dando pasos hacia atrás, modificando las acciones a mitad de camino y agravando el problema por no practicar acciones consistentes.
- No ponerse escusas: muchas veces alargamos este momento innecesariamente ¿Cuál es la mejor ocasión para que empiece a dormir solo? Cualquiera, entra los seis y ocho meses pueden empezar a dormir solos. No hay porqué esperar a que termine la guardería o a que llegue su cumpleaños, o a que el o ella lo pida, o a anuca o …. Cualquier momento es bueno, lo más importante es que los padres tengan energía para hacerlo.
- Ser fuertes emocionalmente: nuestra tarea como padres muchas veces requiere esta labor: ser fuertes aunque no nos sintamos fuertes. Dejar de dormir con tu hijo puede suponerte un coste emocional que debes estar dispuesto a enfrentar. Les veremos pequeños, indefensos, nos pedirán dormir con nosotros… no nos va a salir de forma natural mandarles a su cama, además a nuestras espaldas llevaremos el trajín diario y el cansancio. Nos va a costar esfuerzo, pero debemos confiar tato en sus capacidades como en las nuestras.
- Anticipar lo que va a pasar: Hablarle los días previos de lo que va a ocurrir: “ya vas a empezar a dormir solo, ya estamos muy grandes, no cabemos todos en la cama, a mamá le duele la espalda”. Quizás si le decirnos que “los niños grandes duermen solos” empiece a comportarse como más pequeño de lo que es, así que mejor evitarlo en la medida de lo posible.
- Crear una rutina: para anticipar el momento también es importante tener una rutina, por ejemplo, cenar, ver un rato la tele, lavarse los dientes, leer un cuento y a la cama. Esto va haciendo que el niño se mentalice de que el momento de acostarse está llegando.
- Atender las necesidades del niño: antes de irse a dormir debemos tratar de satisfacer cualquier necesidad que vaya a hacer que el niño tienda a levantarse. Hará pis antes de dormir, le llevaremos un vaso de agua a su mesilla, encenderemos una lamparita si tiene miedo a la oscuridad, miraremos con él debajo de la cama y dentro del armario para que compruebe que no haya monstros. Otro paso importante es buscar su objeto transaccional. Este es el nombre que recibe aquel juguete, mantita o peluche que le de seguridad.
- Establecer cuadro de refuerzos: para que los esfuerzos y éxitos de niño también sean visibles para él y dormir solo no conlleve solo cosas negativas, se puede establecer un sistema de recompensas, de tal manera que reciba una pegatina, calcomanía o su desayuno favorito cada vez que se despierte el solo en su cama. Al menos al principio no importa las veces que se haya levantado por la noche. Si se despierta en su cama le recompensaremos.
- Una vez que ya tenemos todo esto establecido, para empezar a conseguir que duerma solo podemos recostándonos con él en la cama, leer un cuento, charlar, estar abrazados… es decir, crear una rutina de afecto y luego quedarse con él hasta que se quede dormido. No podemos hacer esto eternamente, así que en unos días o a la semana siguiente ya no os acostéis en la cama, procurad sentaros en una silla a su lado e iros retirando progresivamente en las semanas siguientes:
- Primero colocaros muy cerca muy cerca (si queréis al principio darle la mano)
- Luego ponedla un poco más lejos
- Luego a los pies de su cama
- Irla colocando progresivamente un poco más lejos.
- El último paso es quedarse en el quicio de la puerta.
Nuestro objetivo es poder ir, darle un beso de buenas noches y dejar que se duerma solo.
- Cuando se levante: Cuando el vuelva a vuestra cama se le explicará que él tiene su camita y que papá y mamá deben dormir solos y él también. Se le lleva con toda la ternura posible a su cama. La siguiente vez se le da una explicación más corta y la siguiente ya no se explica nada (no se le habla, solo se le lleva a su cama). Lo importante no es cuantas veces se levanta, lo importante es devolverlo a su cama siempre, y que él vaya entendiendo que no por levantarse va a dormir con papá y mamá. Preferiblemente turnarse para llevarle a la cama (siempre mejor en equipo y no que siempre lo haga el mismo).
- Dependiendo de cómo lo veáis cuando lo llevéis a la cama elegid iros directamente después de dejarlo o quedaros ahí hasta que se duerma, en una sillita al lado. Cualquiera de las opciones que elijáis hacerla siempre. Si elegís la de la silla id distanciando la silla progresivamente.
En todo este proceso debemos estar muy pendientes de escuchar las necesidades del niño y no tanto las nuestras y valorar en qué medida la dificultad del niño para separarse de nosotros durante la noche es un reflejo de nuestra propia dificultad para separarnos de él.