Verano emocionalmente sano: consejos de psicología infantil ante el cambio de rutina
01 DE AGOSTO DE 2025
El verano trae consigo más horas de luz, días sin cole y planes en familia, pero también supone una alteración importante en las rutinas de los más pequeños. Aunque puede parecer una época ideal para el descanso y la diversión, para muchos niños el cambio brusco en sus hábitos diarios puede generar inestabilidad emocional, irritabilidad o incluso síntomas de ansiedad infantil. Desde la psicología infantil, entendemos que estos cambios, si no se gestionan bien, pueden afectar al bienestar emocional y conductual de los niños durante las vacaciones.
El impacto del cambio de rutina desde la psicología infantil
Los niños encuentran seguridad en lo predecible. Las rutinas diarias (como levantarse a una hora concreta, ir al colegio, comer, hacer deberes, jugar y acostarse a la misma hora) proporcionan una estructura que les ayuda a anticipar lo que viene y a sentirse en control.
Cuando llega el verano, esta estructura desaparece. Ya no hay clases, los horarios se relajan y las actividades varían constantemente. Aunque al principio esta libertad puede parecer positiva, para muchos niños puede generar desorientación, aburrimiento o inseguridad.
Desde la psicología infantil, sabemos que el cerebro de los niños aún está en desarrollo y necesita una base estable para crecer de forma saludable. Cuando todo cambia de repente, pueden aparecer desajustes que afectan a su conducta y estado emocional.
Cambios emocionales y de comportamiento en verano
Algunos signos de que un niño puede estar experimentando dificultades debido al cambio de rutina estival incluyen:
- Irritabilidad o cambios bruscos de humor
- Problemas para dormir o para conciliar el sueño
- Apatía o aburrimiento constante
- Mayor dependencia de los adultos
- Conductas regresivas (como hacerse pis, chuparse el dedo, etc.)
- Aumento de conflictos con hermanos o amigos
- Síntomas de ansiedad infantil, como dolores de barriga, miedo a separarse o preocupación excesiva
En algunos casos, estos cambios pueden derivar en un trastorno de la conducta, especialmente si el niño ya tenía ciertas dificultades previas de adaptación o regulación emocional.
¿Qué entendemos por trastorno de la conducta?
Un trastorno de la conducta en la infancia implica patrones persistentes de comportamientos problemáticos como desobediencia severa, agresividad, desafío constante a la autoridad o conductas destructivas. Aunque no todos los cambios de comportamiento en verano indican un trastorno, sí es importante observar cómo evoluciona el comportamiento del niño y, si persiste o empeora, buscar orientación profesional.
En Ciprea, abordamos estos casos desde una visión integral y respetuosa, buscando siempre comprender qué hay detrás del comportamiento del niño, sin juzgar ni etiquetar, sino apoyando su desarrollo emocional y a las familias.
Claves para un verano emocionalmente sano
La buena noticia es que es posible disfrutar del verano sin perder completamente la estructura que tanto necesitan los niños. Aquí te dejamos algunas pautas recomendadas desde la psicología infantil:
- Mantener horarios básicos
Aunque los horarios pueden ser más flexibles, es importante conservar cierta regularidad en momentos clave como las comidas, el sueño y el tiempo de juego o lectura. Esto da seguridad al niño y mejora su regulación emocional.
- Establecer una rutina veraniega
Crear una nueva rutina adaptada al verano puede ayudar al niño a saber qué esperar. Puedes incluir tiempo para actividades al aire libre, lectura, juegos tranquilos, tiempo en familia y descanso. Tener una pizarra visible con la planificación del día o la semana puede ser de gran ayuda.
- Evitar el exceso de pantallas
Durante el verano, muchas veces se recurre a la televisión o los dispositivos como forma de entretenimiento, pero el uso excesivo puede alterar el sueño, aumentar la irritabilidad y reducir el juego creativo. Establece límites claros y fomenta actividades que estimulen la imaginación.
- Fomentar la expresión emocional
Muchos niños no saben cómo poner palabras a lo que sienten. Ayúdalos a identificar sus emociones y a hablar de ellas. Puedes usar cuentos, dibujos o juegos simbólicos. La psicología infantil insiste en la importancia de validar sus emociones, aunque no siempre entendamos el motivo.
- Prepararlos para los cambios
Si vais a viajar, mudaros temporalmente o pasar tiempo con familiares, informa con antelación al niño, explícale lo que sucederá y resuelve sus dudas. Anticiparse a los cambios les permite adaptarse mejor y reduce su ansiedad infantil.
- Cuidar también tu bienestar emocional
Los niños son espejos emocionales de sus padres. Si tú estás desbordado o estresado, ellos lo notarán. Por eso es importante que también cuides de tu salud emocional y, si lo necesitas, busques apoyo. La psicología no solo ayuda a los niños, también es una herramienta valiosa para madres y padres.
Cuando acudir a un profesional
Si notas que tu hijo o hija muestra señales persistentes de malestar, cambios bruscos de conducta o una excesiva dificultad para adaptarse al verano, puede ser útil consultar con un psicólogo infantil.
En Ciprea, nuestro equipo de profesionales en psicología infantil está preparado para acompañarte a ti y a tu hijo en este proceso, ofreciendo herramientas, orientación y apoyo para transitar el verano de forma más sana y consciente.
El objetivo no es tener un verano perfecto, sino un verano en el que las emociones también tengan su espacio, donde podamos acompañar a nuestros hijos con calma, presencia y amor. Escríbenos.