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Salud mental perinatal y duelo: una mirada necesaria

04 DE JUNIO DE 2025

El embarazo y el postparto son etapas profundamente transformadoras en la vida de una mujer. No solo se trata de cambios físicos, sino también de una revolución emocional, psicológica y social. La salud mental perinatal, que abarca desde el deseo de ser madre hasta los primeros años de crianza, merece ser visibilizada, comprendida y atendida desde una perspectiva integral.

En este contexto, resulta fundamental reconocer que la salud mental perinatal no es un lujo, sino una necesidad. Invertir en el bienestar emocional de la madre es una forma de cuidar no solo su presente, sino también el futuro del bebé, de la familia y de la sociedad en su conjunto. Hablar de estos temas, pedir ayuda profesional y construir redes de apoyo son gestos de amor, autocuidado y responsabilidad colectiva.

El rol de la psicología perinatal

Una psicóloga perinatal es una profesional especializada en acompañar emocionalmente a mujeres y también a sus parejas durante todas las etapas del proceso reproductivo. Este acompañamiento va mucho más allá del embarazo y el parto. Incluye fases tan complejas como la búsqueda del embarazo, los tratamientos de fertilidad, la vivencia de abortos espontáneos o muerte gestacional, la infertilidad, el posparto o la crianza temprana.

Búsqueda de embarazo y procesos de fertilidad

No todas las maternidades empiezan con facilidad. En muchas ocasiones, la búsqueda de un embarazo se prolonga más de lo esperado, generando dudas, frustración y ansiedad. Algunas mujeres incluso se cuestionan si realmente desean ser madres, o sienten presión por cumplir con un mandato social o familiar.

Cuando entran en juego los tratamientos de reproducción asistida, el desgaste emocional puede ser aún mayor. Son procesos largos, inciertos, costosos y a menudo invisibles para el entorno. La pareja también sufre un desgaste importante: la intimidad puede verse afectada, surgen tensiones, miedos y a veces desencuentros. El acompañamiento psicológico durante esta etapa ayuda a sostener emocionalmente a quienes atraviesan este proceso y a fortalecer la comunicación en la pareja.

Infertilidad e infertilidad secundaria

Asumir que no se podrá tener hijos de forma biológica supone un duelo en sí mismo. La infertilidad genera tristeza, frustración, culpa, e incluso sentimientos de fracaso. A menudo, el entorno minimiza este dolor (“aún eres joven”, “puedes adoptar”), lo que lleva a muchas mujeres a vivir este proceso en soledad.

La infertilidad secundaria, por su parte, ocurre cuando tras un primer hijo no se logra un segundo embarazo. Esto puede ser igual de doloroso, especialmente cuando existe un fuerte deseo de ampliar la familia. El acompañamiento terapéutico en estos casos permite elaborar el duelo y, si se desea, abrirse a otras formas de maternidad como la adopción o el acogimiento.

Duelo perinatal, duelo gestacional y duelo neonatal

Uno de los temas más silenciados dentro de la salud mental perinatal es el duelo por la pérdida de un embarazo o un bebé. Esta vivencia es profundamente dolorosa y a menudo invisibilizada. Muchas mujeres sienten que no tienen derecho a vivir su duelo, especialmente si la pérdida fue “temprana” o si no se había comunicado el embarazo públicamente.

Sin embargo, el impacto emocional de estas pérdidas puede ser tan devastador como cualquier otro duelo. En ocasiones, los síntomas no se relacionan directamente con la pérdida —tristeza difusa, ansiedad, somatizaciones, cambios en el ánimo—, pero con el acompañamiento psicológico adecuado es posible conectar estos síntomas con el duelo no elaborado y comenzar un proceso de sanación.

Aquí es especialmente relevante el trabajo terapéutico con profesionales especializados, capaces de sostener el dolor sin minimizarlo y de ayudar a la mujer (y a la pareja, si así lo desean) a reconstruirse tras la pérdida.

Embarazo, parto y posparto: luces y sombras

Aunque el embarazo suele asociarse con un periodo de felicidad y plenitud, también puede ser una etapa en la que resurjan antiguos miedos, traumas o experiencias difíciles. Algunas mujeres reviven situaciones dolorosas de su infancia, de la relación con su propia madre, o reaparecen síntomas de ansiedad o depresión. El acompañamiento emocional puede prevenir que este malestar se cronifique y permite vivir el embarazo con mayor conexión, seguridad y serenidad.

En cuanto al parto, muchas mujeres experimentan miedo: miedo al dolor, a no saber parir, a no estar a la altura. En casos donde ha habido partos traumáticos previos, estos miedos pueden intensificarse. Acompañar estos temores y resignificar experiencias pasadas es clave para recuperar la confianza y empoderarse en el proceso de dar a luz.

El posparto, por su parte, es una de las etapas más intensas y menos comprendidas. Se produce una transformación psíquica profunda, acompañada de cambios hormonales, falta de sueño, exigencias externas y dudas internas. Muchas mujeres sienten que han dejado de reconocerse a sí mismas, que no saben si están “haciéndolo bien”, o que no tienen espacio para cuidarse. A esto se suma, en muchos casos, la soledad, el aislamiento y el juicio externo. Es una etapa que necesita apoyo, comprensión y tiempo.

El impacto en la relación de pareja

La maternidad transforma no solo a la mujer, sino también a la dinámica de pareja. Aparecen nuevos roles, responsabilidades y retos. La falta de sueño, el cansancio, los diferentes estilos de crianza, la sobrecarga y las expectativas no siempre compartidas pueden generar conflictos. También pueden surgir dificultades en la vida sexual, cambios en el deseo o incluso decepciones con la implicación de la pareja.

Abordar estos cambios desde un espacio terapéutico ayuda a prevenir rupturas, fomentar la empatía y encontrar formas más saludables de relacionarse en esta nueva etapa vital.

Crianza, lactancia y red de apoyo

La crianza de un bebé viene acompañada de muchas decisiones: lactancia, sueño, límites, alimentación… Las opiniones externas, los juicios y la presión social dificultan la conexión con el instinto y aumentan la inseguridad. Aquí el trabajo psicológico puede centrarse en fortalecer la autoestima, identificar las propias necesidades y aprender a poner límites protectores.

La lactancia, por su parte, es una experiencia profundamente emocional. Cuando se desea amamantar y surgen dificultades, la frustración y la culpa pueden aparecer. Y cuando se decide no amamantar, a menudo se sufre por no encajar en los modelos sociales de “buena madre”. En ambos casos, el acompañamiento es clave para validar emociones y tomar decisiones informadas, libres y conscientes.

El entorno también juega un papel crucial. Una red de apoyo empática, práctica y disponible puede marcar la diferencia entre vivir esta etapa con bienestar o con sobrecarga. Preguntar cómo está la madre (no solo el bebé), ofrecer ayuda real, escuchar sin juzgar… son gestos que sostienen.

Vínculo madre-bebé: una base para toda la vida

La etapa perinatal es esencial para la construcción del vínculo afectivo entre la madre y su bebé. Este vínculo temprano influye en el desarrollo emocional del niño, en su autoestima, en su capacidad para establecer relaciones seguras y en su salud mental futura.

Cuando una madre está disponible emocionalmente, puede responder con sensibilidad a las necesidades de su bebé. Pero si atraviesa un proceso de depresión, ansiedad o duelo no elaborado, esta sintonía puede verse afectada. El acompañamiento psicológico permite trabajar en esa disponibilidad emocional, reparar posibles dificultades y favorecer un apego seguro.

¿Por qué necesitamos hablar de duelo perinatal en formación profesional?

Es urgente formar a profesionales de la salud mental y del ámbito perinatal en el acompañamiento del duelo gestacional, duelo perinatal y duelo neonatal. Estas pérdidas, aunque invisibilizadas, son reales y generan un dolor profundo. Contar con profesionales capacitados que comprendan la especificidad de estos duelos, que no minimicen ni patologicen el dolor, es esencial para que las mujeres puedan vivir sus procesos sin sentirse juzgadas ni solas.

Desde nuestra clínica CIPREA, vamos a lanzar en los próximos días una formación especializada en duelo perinatal dirigida a profesionales. Este curso busca dotar de herramientas prácticas y teóricas para el abordaje respetuoso y empático de este tipo de pérdidas. Creemos que es un paso imprescindible para mejorar el acompañamiento en salud mental perinatal.

Cuidar para cuidar

La salud mental perinatal es un pilar fundamental del bienestar de las familias. Cuidar a la madre es cuidar al bebé. Escuchar, acompañar, validar y sostener son verbos que deben estar presentes en cada etapa del proceso de maternidad.

Y cuando se produce una pérdida, el acompañamiento no es solo recomendable: es una necesidad emocional. Por eso, desde nuestra labor profesional y formativa, seguimos comprometidas en visibilizar el duelo perinatal, ofrecer espacios seguros y formar a más profesionales que puedan estar ahí, cuando más se necesita.

 

¿Eres profesional y quieres acompañar mejor el duelo perinatal?

Desde nuestro equipo, hemos desarrollado una formación especializada en duelo perinatal dirigida a profesionales de la salud mental, matronas, doulas, personal sanitario y cualquier persona que trabaje en el ámbito perinatal. Este curso nace de la necesidad urgente de ofrecer un acompañamiento respetuoso, empático y con perspectiva psicológica a las mujeres y familias que atraviesan pérdidas gestacionales, perinatales o neonatales.

Aprenderás a sostener el dolor sin minimizarlo, a identificar bloqueos emocionales y a ofrecer herramientas reales de acompañamiento en uno de los momentos más delicados del ciclo vital. Porque el duelo perinatal no puede seguir siendo un tabú ni un terreno improvisado.

Inscríbete hoy y forma parte de esta red de profesionales comprometidos con una atención más humana y consciente.

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