¡Acaba de empezar el veranito! Una estación del año que llena de alegría y energía. Sin embargo, nos guste o no, en un par de meses llegará septiembre…. Conocido por ser el mes de los corazones rotos…. No solo porque todas aquellas relaciones informales y jóvenes ( …o no tan jóvenes), se acaban, sino porque es un tiempo que pone a prueba la relación aparentemente más duradera y estable.

El año pasado las demandas de disolución matrimonial (separaciones y divorcios) presentadas en España fueron un total 111.704 según el Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Muchas de ellas tuvieron lugar en los meses posteriores a verano.

Cuando nos referimos a la pareja, los conflictos de los días ordinarios señalan una dificultad en conseguir acuerdos respecto de cómo manejar situaciones externas, es decir, reflejan que la dificultad de la pareja puede encontrarse entre ellos y el mundo externo. Pero los conflictos que se dan en las vacaciones apuntan a dificultades en el encuentro entre los miembros de la pareja.

Tener conflictos en vacaciones no tiene por qué acabar en ruptura, pero tenemos que saber cuáles son lo retos que como pareja se nos ponen por delante y cómo podemos enfrentarlos.

 

¡Feliz verano!

 

 

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