El Cannabis, constituye una de las drogas llamadas “blandas”, que están socialmente aceptadas en la población, si bien no se encuentran de forma legal, salvo en algunos países.
El Cannabis, está presente en la planta del cáñamo o marihuana. Es una planta que viene de Asia, concretamente del Himalaya. Curiosamente, se ha utilizado durante miles de años como planta medicinal y no todo es mala prensa, pues el aceite de sus semillas puede utilizarse como combustible y en algunos lugares como vestimenta.
Sin embargo, también puede utilizarse como psicotrópico, por inhalación o por ingesta.
Tras una intoxicación de la misma, se producen de forma inmediata, una serie de síntomas físicos y psicológicos, como son: deterioro de la coordinación motora, euforia, ansiedad, sensación de que el tiempo transcurre lentamente, deterioro de la capacidad de juicio, retraimiento social.
Tras dos horas después de su consumo, puede observarse: inyección conjuntival, aumento de apetito, sequedad de boca, taquicardia.
En algunos casos, puede haber alteraciones perceptivas: alucinaciones auditivas, visuales o táctiles, con juicio de realidad intacto, en ausencia de un delirium, esto es que el sujeto sabe que las alucinaciones son inducidas por la sustancia y no representan la realidad externa.
Si bien es un tipo de sustancia que tiene fama de no generar una dependencia física sino psicológica, eso no es así, pudiendo generarse ambas.
Juan José Carral Hernández, director del centro de psicología y logopedia CIPREA
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